miércoles, 3 de agosto de 2011

NADA DE ESTE MUNDO PODRÁ SEPARARNOS, Capítulo 3


"¿Qué ocurrirá entonces?"
"Te fundirás con la Luz Infinita. Te convertirás en un Alma Pura. Lo siento, Valeria."
-Valeria y Natael, sobre Damián.

-¿Me lo vas a contar? -Preguntó Damián.
-¿El qué? -Repuso Valeria, evasiva.
-Lo que te preocupa.
-No.
-¿No? -Preguntó Damián, divertido.
-Yo no... -Valeria suspiró- No puedo dejar de darle vueltas a las palabras de Natael. Sobre ti. Sobre nosotros.
Damián levantó el rostro de Valeria con una mano, con una suave caricia.
-Nada de eso importa, ¿no crees? Estamos juntos. Éso es lo que importa ahora.
Valeria agachó la cabeza por un instante, sólo para levantarla con una torturada expresión de angustia. Había una intensa tristeza en su rostro. Parecía que no fuese capaz de disimularla por más tiempo.
-A mí sí me importa. No puedo evitar sentir un vacío en mi interior. Cuando todo esto acabe, cuando el tiempo se agote, lo que vendrá después no será mejor que esto. No me veo capaz de afrontarlo. No creo que nadie esté preparado para afrontar una pérdida así, Damián: Perder para siempre al Amor de su vida. -Afirmó con una dureza similar a la del acero.
Damián guardó silencio un instante, mirándola de hito en hito.
-Esta es una faceta tuya que no conocía.
-¿Cual? ¿A qué te refieres?
-Tu carácter. Tu determinación. -Admiró Damián- Te he visto enfadada, furiosa, burlona, pero nunca así. Nunca tan decidida.
-No digas esas cosas. -Se mofó Valeria, con una risa apenas disimulada- Yo no tengo carácter. -Se lamentó.
-Sí lo tienes. Y, ¿sabes una cosa? Me gusta que lo tengas.
-Tenemos cosas más importantes en las que pensar. -Suspiró Valeria, ignorándole.


En el Santuario, Natael estaba al lado de Gabriel, observándoles con gesto indescifrable. Gabriel hablaba de espaldas a la imagen vaporosa de un hombre joven, moreno, de aspecto disciplinado.
-Los demonios han fijado su interés en este hombre. David Sánchez. Guardia Civil. Hace días que no dejan de observarle. Sospechamos que están a punto de llevar a cabo su jugada.
-¿Qué es lo que quieren de él? -Preguntó Valeria.
-No lo sabemos. -Gabriel parecía sorprendida de su propia afirmación.
-Pero lo sospechamos. -Intervino Natael- Es un policía de éxito que ha detenido a muchos criminales, incluyendo a algunos que han vendido sus almas a los Caídos. Además, su esposa está enferma y los médicos no conocen la naturaleza de su dolencia. Creen que podría morir en cuestión de días.
-Parece claro entonces, ¿verdad? -Aceptó Valeria, frunciendo los labios. No llevaba mucho tiempo entre los Ángeles, pero sí lo suficiente para conocer la naturaleza insidiosa y corruptora de los Demonios- Les impediré que se acerquen.
-No. Tú sola no. -Afirmó Gabriel- No sabemos cuántos de los Caídos están acechando. Esta misión es demasiado peligrosa para que vayas sin apoyo.
-¿Natael vendrá conmigo? -Preguntó Valeria a Gabriel.
-No. Damián te acompañará. -Afirmó Natael en tono desapasionado.
-Creemos que es bueno que aprovechéis el tiempo que tenéis trabajando juntos -Explicó Gabriel con una media sonrisa- Imagino que esto no será un problema para vosotros.
-En absoluto. -Se alegró Valeria, luciendo una amplia sonrisa en el rostro.
Gabriel pareció esperar a que los dos jóvenes ángeles se marcharan antes de volverse hacia Natael.
-¿Qué te preocupa, Natael?
-Me preocupa que el amor sea la ruina de Valeria y Damián.
Gabriel asintió, comprensiva.
-Ahora que los dos están juntos, a pesar de todas las dificultades que han superado, los viejos problemas vuelven a surgir. -Razonó Gabriel. Natael asentía a cada una de sus palabras- ¿Sigues confiando en ella?
Natael sonrió. Una de sus tensas, pero sinceras, sonrisas.
-Con todo mi corazón. Será la mejor de nosotros algún día.
-Es afortunada de tenerte a su lado para guiarla y protegerla. Más de lo que ella se imagina.
-Sí. -Confirmó Natael, tras un segundo de cabilación. Para acto seguido añadir con severidad- Y eso podría ser un problema.
Gabriel asintió de nuevo.

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